El Puerto de Manzanillo, el más importante del país en volumen de carga, se encuentra al borde del colapso. Con más de 180 mil contenedores acumulados y espacio insuficiente para operar con fluidez, las navieras han advertido que el puerto está paralizado. A esto se suman problemas de coordinación aduanera y una sobrecarga de trámites que impiden el despacho ágil de mercancías.

Este cuello de botella genera pérdidas millonarias, tiempos de espera prolongados, y riesgos crecientes de robo, daño o deterioro de mercancías que permanecen en condiciones no ideales. Para importadores y exportadores, este escenario evidencia la importancia de contar con soluciones integrales de logística, seguros flexibles y visibilidad en tiempo real de su carga.

• Saturación extrema: Filas interminables de tráileres y contenedores detenidos han provocado un colapso en la operación del puerto.
• Retrasos aduaneros: Las revisiones aduanales, que deberían durar tres horas, ahora tardan hasta día y medio, afectando la entrega de mercancías.
• Pérdidas económicas: Se estiman pérdidas superiores a 150 millones de dólares debido a la paralización de la aduana.
• Impacto en transportistas: Empresas de transporte están al borde de la quiebra por los retrasos y costos adicionales de almacenamiento.
• Llamado a soluciones: La Cámara Nacional de Autotransporte de Carga (Canacar) ha solicitado una mesa de crisis para restablecer el flujo logístico.

La crisis en Manzanillo está afectando gravemente el comercio exterior y la eficiencia de las cadenas de suministro en México.

Referencia: america-retail.com